La Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), en los momentos en que la nación cubana atraviesa la peor crisis de su existencia, reafirma su compromiso con los principios sustentados en la democracia liberal como sistema político, el respeto por las libertades civiles, el mercado con un alto nivel de justicia social y enmarcado en un estado de derecho que garantice el respeto a los derechos fundamentales de cada cubano.
La ASIC ha denunciado las sistemáticas violaciones de los derechos humanos y laborales perpe- trados por el gobierno cubano durante años. Nuestro objetivo es el desarrollo de un sindicalismo libre sin ataduras a gobiernos y partidos políticos que impidan la verdadera defensa de los in- tereses de los trabajadores, como ocurre actualmente con la Central de Trabajadores de Cuba, convertida en una dependencia del Partido Comunista de Cuba.
El modelo de sociedad impuesto a través del terror, primero bajo el liderazgo de Fidel Castro y posteriormente mantenido por sus familiares y asociados, está sumido en una crisis existencial debido a su incapacidad para crear las riquezas necesarias que permitan el pueblo cubano satis- facer sus necesidades básicas de alimentación, salud, educación y vivienda. Cuba fue militarizada para poder controlar fácilmente a todos los estratos sociales. El país se ha convertido en un gi- gantesco cuartel, con una férrea disciplina, que penaliza el mínimo atisbo de creatividad indivi- dual.
El objetivo real de las “reformas económicas” es el aumento del control gubernamental y el man- tenimiento de la dependencia de los trabajadores al gobierno. Cualquier intento de independen- cia económica ha sido sofocado por el oficialismo, ya que conlleva a una pérdida de su poder absoluto sobre la vida de los cubanos. Esta metodología totalitaria del castrismo ha producido un modelo socio económico ineficiente y corrupto. Un país con tierra y clima propicio para el desarrollo de la agricultura no puede alimentar a la gran mayoría de su pueblo. La azucarera del mundo, como se catalogaba a Cuba hasta mediados del siglo pasado en cuanto a la producción de azúcar de caña y sus derivados, este año produjo el mismo volumen de toneladas que las ob- tenidas en 1902, año en que comenzaba la reconstrucción económica luego de la sangrienta Gue- rra de Independencia.
En los últimos años, la ASIC ha denunciado ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las violaciones de derechos fundamentales y convenios que Cuba ha suscrito con esa entidad. El Comité de Libertad de Sindical de la OIT ha publicado las denuncias de la ASIC en repetidas ocasiones, y el máximo organismo de la OIT, el Consejo de Administración, ha aprobado las recomendaciones del Comité al gobierno cubano para que cese la represión contra los sindica- listas independientes y el libre funcionamiento de la ASIC como una organización sindical que lucha por los derechos de los obreros cubanos. Asimismo, confederaciones sindicales en las Amé- ricas y Europa le han pedido al gobierno cubano que cese su persecución a los miembros de la ASIC y permita la libre organización de sindicatos fuera del control gubernamental.
Por otro lado, valga destacar que la ASIC ha estado en contacto con miembros del Parlamento Europeo para informarles de las sistemáticas violaciones de los derechos humanos y laborales, así como de las actividades antisindicales del gobierno cubano. Nuestro objetivo es la inclusión de una “cláusula democrática” en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación que la Unión Europea firmó con Cuba en diciembre del 2016. Los acuerdos de asociación en vigor entre la Unión Europea y los países de nuestra aérea geográfica ponen énfasis en el fortalecimiento de las instituciones democráticas, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y un buen go- bierno enmarcado en un estado de derecho. El acuerdo Unión Europea-Cuba omite muchos de esos elementos. El pueblo cubano no debe ser discriminado y debe gozar del mismo tipo de re- laciones políticas, económicas y sociales que los países de la América Latina y el Caribe han de- finido en sus acuerdos y tratados con las naciones que integran el bloque comunitario.
Paso a paso y de una manera cada vez más frontal y sostenida, los cubanos estamos decididos a zafarnos las cadenas que nos impusieron hace más de medio siglo. La reacción del gobierno y sus órganos de seguridad ha sido, como de costumbre, el uso indiscriminado de la fuerza. Solo conocen un método para imponer su voluntad: la represión indiscriminada. Al mismo tiempo, nuestro pueblo enfrenta la pandemia sin los recursos materiales requeridos para combatir de forma efectiva ese mal que azota a la humanidad. Esos recursos se desviaron hacia la construc- ción de hoteles, cuyos dueños son las Fuerzas Armadas y también para la adquisición de mate- riales bélicos con los que practican el terrorismo de Estado hacia los manifestantes pacíficos que han demostrado su inconformidad con el estado desastroso del sistema basado en la ortodoxia marxista-leninista.
Diariamente nuestros miembros son mantenidos bajo estricta vigilancia, impidiéndoles la liber- tad de movimiento y, en consecuencia, la imposibilidad de realizar sus actividades. Estas accio- nes gubernamentales han sido denunciadas desde hace tiempo en diversos organismos interna- cionales, pero luego de las manifestaciones del 11 y 12 de julio la seguridad del estado ha incre- mentado la persecución, hostigamiento y amenazas contra nosotros.
El pueblo de Cuba necesita de una firme y amplia solidaridad mundial para lograr las transfor- maciones necesarias de la sociedad cubana. De no realizarse con premura, nos convertiremos en un estado fallido.
Asociación Sindical Independiente de Cuba Dado en La Habana, el 9 de septiembre de 2021.